El «Astoria» que hundió en 1956 al mítico «Andrea Doria» está reparando en Vigo

El Astoria zarpará para un astillero portugués o británico, donde será sometido a trabajos de mantenimiento en dique.
Se encuentra en el Puerto de Vigo el crucero de bandera lusitana «Astoria» que está realizando diversas labores de mantenimiento y reparaciones en el denominado muelle de Comercio, que cierra la parte este del Puerto Deportivo del Real Club Náutico de Vigo. El barco hoy portugués se denominaba anteriormente «Athena» y se trata de un crucero de pequeño porte, extremadamente bien conservado pero muy diferente al que era botado el 21 de febrero de 1948 con el nombre de «Stockholm» que cubría la línea regular entre el puerto sueco de Göteburg y Nueva York. Es uno de los cruceros más antigüos del mundo, con una historia legendaria en su cuaderno de bitácora: el haber provocado el hundimiento del mítico «Andrea Doria» italiano en la lejana noche del 25 de julio del año 56.

El «Stockolm» entrando en NuevaYork con su proa destrozada, tras la colisión con el «Andrea Doria» en julio 1956
El 25 de julio de 1956 años el «Andrea Doria», se hundió muy cerca de la costa de Nantucket en Terranova tras chocar, después de una sucesión de infortunios y confusiones, con otro barco de pasajeros, el MV Stockholm, de la naviera Swedish America Line. El barco se encontraba realizando su 101ª travesía cruzando el Atlántico entre Génova y Nueva York. La proa del Stockholm destrozó el lateral del Andrea Doria, escorándose rápidamente y dejando inservibles la mitad de los botes salvavidas. A pesar de este contratiempo la buena construcción del barco de Italian Line, que tardó 11 horas en hundirse, y el buen quehacer de la tripulación permitió salvar casi la totalidad de las personas que viajaban a bordo del mismo, falleciendo únicamente 46 personas del «Andrea Doria» y 5 del «Stockholm». El impacto de la robusta proa del Stockholm, reforzada para poder abrirse camino en mares helados, así como la forma casi transversal del impacto, serían los detonantes para que el considerado como más lujoso trasatlántico de la época terminara sus días en el fondo del mar, donde todavía reposan sus restos en su lecho de arena a 77 metros de profundidad. Mientras, el «Stockholm», tras rescatar a muchos supervivientes del barco siniestrado, consiguió llegar por sus medios a Nueva York luciendo su proa totalmente destrozada
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